21/4/11

Palabras del arzobispo de Zagreb, cardenal Josip Bozanić, después de la devoción del Vía Crucis – Zagreb-Ksaver, Domingo de Ramos del año 2011 en español y croata

EN IDIOMA CROATA CON TRADUCCION EN CASTELLANO

Nagovor zagrebačkog nadbiskupa kardinala Josipa Bozanića nakon pobožnosti križnog puta - Zagreb-Ksaver, Cvjetnica 2011. godine

Draga braćo i sestre!
Ovih dana Velikog tjedna s odanom pobožnošću slijedimo Krista na njegovom križnom putu. Dolazimo k Isusu sa žarkom vjerom da njegova otkupiteljska patnja preobražava naša srca i naše živote, te sa zaufanom molitvom da nam patnja Božanskog otkupitelja postane izvorom snage i nade u našim patnjama, kako bismo i mi poput Krista proslavili Oca i prihvatili njegovu volju u svojim životima. Ipak, danas se u slobodi djece Božje, tom neizmjernom daru Kristovog otkupljenja, u ovim danima kada smo kao pojedinci i kao narod potreseni nepravdom koja se nanosi onima koji su časno branili svoj dom te čitavoj državi Hrvatskoj, pitamo kako razumjeti, kako prihvatiti, kako tumačiti sve ove događaje?
Premda kao vjernici spoznajemo kako je Kristova otkupiteljska žrtva cjelovita žrtva našeg otkupljenja s ničim usporediva te da je trebamo čuvati u njenoj posebnosti, ipak znamo da Isus u svojoj patnji nikada nije bio promatran izolirano, bez obzira kako tome pristupili. Isus supati s nama i mi supatimo s njime. Baš onako kako to svjedoči apostol Pavao u poslanici Kološanima: "Radujem se sada dok trpim za vas i u svom tijelu dopunjam što nedostaje mukama Kristovim za Tijelo njegovo, za Crkvu" (Kol 1,24). Mi smo dionici Isusove agonije do kraja svijeta, a jedino On može istinski supatiti s nama. Jedino udjelom u njegovoj patnji možemo doći do udjela u preobrazbi njegova uskrsnuća.
Prihvaćajući našu patnju, prihvaćajući patnju našega naroda, prihvaćajući patnju onih koji su ovih dana nepravedno osuđeni, mi molimo Gospodina da bude njihov i naš supatnik, da im dade snage i jakosti u njihovoj i našoj agoniji života, agoniji koja upravo kroz patnju otkriva sav prividan sjaj, a zapravo bijedu svih onih koji su zbog sljepoće srca pristali biti dionicima mračne zavjere protiv istine, dobrote i ljubavi.
Premda znamo da je jedino Krist Gospodin potpuno nevin od svake krivice i premda znamo da ne smijemo olako svoje patnje uspoređivati s njegovima, a ipak se nadamo jednome: da se i naše patnje i patnje sviju koji su bili žrtve nametnutog rata u Hrvatskoj, od godine 1991. do njegovog završetka, u ovom trenutku suobličuju i pridružuju Kristovoj patnji.
Na tome putu mi smo pozvani poput Krista sve činiti da istina dođe na vidjelo, premda se čini da je zgažena, pozvani smo poput njega vlastitom odgovornošću, zalaganjem, dobrotom i spremnošću na žrtvu raskrinkati sve one sitne duše na pozornici u prvom redu domaćih, a i svjetskih, političkih i društvenih zbivanja, koje pod prividom blještavila ne vide svoju bijedu pred licem istinske patnje i pravednosti.

Palabras del arzobispo de Zagreb, cardenal Josip Bozanić, después de la devoción del Vía Crucis – Zagreb-Ksaver, Domingo de Ramos del año 2011

Queridos hermanos y hermanas:
En estos días de la Semana Santa con leal devoción seguimos a Cristo en su camino de la cruz. Venimos a Jesús con una fe ardiente en que su sufrimiento redentor transfigura nuestros corazones y nuestras vidas y con la oración esperanzada en que el sufrimiento del Divino Redentor se transforme para nosotros en fuente de fuerza y esperanza en nuestros sufrimientos, para que nosotros también, a ejemplo de Cristo, gloriemos  al Padre y aceptemos su voluntad en nuestras vidas. No obstante hoy, en la libertad de los hijos de Dios -ese infinito regalo de la redención de Cristo-, en estos días en los que como individuos y como pueblo estamos conmovidos por la injusticia que se comete contra quienes defendieron honrosamente su patria, y contra todo el Estado croata, nos preguntamos: ¿cómo entender, cómo aceptar, cómo explicar todos estos hechos?
Si bien como creyentes descubrimos que el sacrificio redentor de Cristo es el sacrificio integral de nuestra redención que no se puede comparar con nada y que lo debemos cuidar en su particularidad, no obstante sabemos que Jesús en su sufrimiento nunca fue observado en forma aislada, independientemente de cómo lo enfoquemos. Jesús sufre junto con nosotros y nosotros sufrimos junto con El. Justamente como lo testimonia el apóstol Pablo en su carta a los colosenses: “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia” (Col 1,24). Nosotros participamos de la agonía de Jesús hasta el fin del mundo, y únicamente El puede sufrir verdaderamente con nosotros. Solamente participando en Su sufrimiento podemos participar en la transfiguración de Su resurrección.
Aceptando nuestro sufrimiento, aceptando el sufrimiento de nuestro pueblo, aceptando el sufrimiento de aquellos que en estos días fueron injustamente condenados, nosotros le pedimos al Señor que los acompañe en el sufrimiento a ellos y a nosotros, que les de fuerza y fortaleza en la agonía de la vida de ellos y de nosotros, agonía que justamente a través del sufrimiento descubre todo el brillo aparente, aunque en realidad la miseria de todos aquellos que por la ceguera de su corazón aceptaron ser partícipes de la oscura conjura contra la verdad, la bondad y el amor.
Si bien sabemos que únicamente Cristo Señor es totalmente inocente de toda culpa y si bien sabemos que no debemos comparar fácilmente nuestros sufrimientos con los de El, no obstante tenemos una esperanza: que también nuestros sufrimientos y los sufrimientos de todos los que fueron víctimas de la guerra impuesta en Croacia, desde el año 1991 hasta su finalización, en este momento se asocien al sufrimiento de Cristo.
En ese camino nosotros estamos llamados al igual que Cristo a hacer todo para que la verdad salga a la luz, si bien pareciera que es pisoteada, estamos llamados a ejemplo de El, con responsabilidad propia, entrega, bondad y disposición al sacrificio, a desenmascarar a esas almas miserables en el escenario de los acontecimientos políticos y sociales, ante todo domésticos pero también mundiales, que bajo la apariencia del brillo no ven su miseria ante el rostro del sufrimiento y la justicia verdaderas.
Levantando la voz contra la injusticia, que impactó no solamente a los individuos sino también a todo el pueblo croata como así también a todo ciudadano de Croacia respetuoso de la verdad, nosotros sabemos y creemos que la paz se puede alcanzar solamente como obra de la justicia. Nosotros también sabemos que no nos pueden quebrar ni todas las potencias mundiales, ni todos los especuladores domésticos que nos quieren convencer de que somos culpables, de que no debemos estar preocupados, de que solamente se condenó una política y nada más. A la luz del sufrimiento de Cristo nosotros sabemos bien cuál es la verdad.
Por ello desde este lugar de oración llamo a todos a la conversión de los corazones, los pensamientos y las obras. Llamo al pueblo croata y a todos los ciudadanos de Croacia a desenmascarar con dignidad y decisión las mentiras e injusticias, pero también a que en la entrega por el bien común sean prudentes y responsables hacia el presente y el futuro de ellos y de sus hijos. Llamo a los responsables a cuestionar su actuación y a que hagan todo para proteger la dignidad del pueblo croata que sabe sufrir pero no desea ser engañado i vendido por un puñado de monedas de plata.
Repito las palabras del extinto cardenal Franjo Kuharić: "Hablen con los poderosos partiendo de los principios, nunca de rodillas. Los principios son armas. Y por eso cuando Croacia con sus manos limpias y su conciencia limpia se presente ante el mundo será fuerte también ante los fuertes" (Discurso en el encuentro en el Palacio Presidencial, 28 de septiembre de 1997). La dirigencia del Estado croata está llamada a rectificar -allí donde todavía es posible- los eventuales errores y a hacer todo lo necesario para que triunfen la verdad y la justicia, pues es lo único que puede garantizar el establecimiento de la paz y la convivencia en nuestro Estado y en esta parte de Europa.
Como Iglesia en el pueblo croata cuidamos la valiosa experiencia de la fuerza espiritual de que en las difíciles pruebas históricas nos salvó solamente la ayuda de Dios que sentimos en la profunda unión con la Madre de Cristo, signo seguro de nuestra esperanza y consuelo. Por ello llamo a todos a orar a Dios Uno y Trino. Oremos por nuestros generales y sus familias. Oremos por todas las víctimas de la guerra que nos impusieron. Oremos por todos los que tienen hambre y sed de justicia. Hay que tener esperanza, lo que traducido al discurso cristiano significa: hay que orar para que triunfe el bien. Que en esa obra de nuestra fe nos acompañe siempre la intercesión de la Santísima Virgen María y del beato Alojzije Stepinac. Amén.